miércoles, 28 de septiembre de 2011

Vísceral

Afuera oscurece prematuramente en el ajetreó del día al medio de la tarde se escucha venir el azote de la tormenta que con fuerza en un muro impenetrable de agua se acerca rápidamente, acompañada de una suave pero extremadamente fría brisa que se acerca a la ventana, y que levemente nos deja enterados de lo que pasa afuera pero eso es lo cual pasa desapercibido, el olor a tierra húmeda se extiende por la habitación y llena como una sombra invisible el ambiente, un aroma que se mezcla con la sensación fresca que se siente en el tacto, el deslizante terciopelo que poco a poco al recorrerlo con las manos va provocando pequeños escalofríos que van con intensa rapidez desde la punta de los dedos hasta lo mas profunda de la espina, un estupor se apodera del pecho que entra en galope a gran velocidad, y se extiende a todo el cuerpo haciendo mas intensa la brisa fría del ambiente, pero no importa porque ya no es perceptible pues hace ya mucho tiempo que la mente esta dominada y subyugada por el instinto, un impulso en el que todas las células del cuerpo, y todas las partes sensitivas toman el mando, y la razón ya no existe, solo el fuego que se extiende paso a paso, sensación a sensación, y en los labios hacen acrobacias indescriptibles que dominándoos por el sabor del terciopelo calido que se estremece al contacto generando pequeños saltos, solo despiertan luego de ser provocados por la fuerte presión de una boca que no es la propia, pero en la que los limites se pierden la propiedad personal ya no existe mas, pues no se sabe donde empieza lo propio y empieza ella, la lluvia continua aumentando el ritmo, y nuestra víscera cardiaca galopante corre con toda su fuerza en un vaivén desenfrenado, la cabeza hace un corto circuito atacado por un enorme torrente de sensaciones , una secuencia de calofríos inutiliza la espina, y la lluvia se convierte en un vendaval violento se escucha los azotes constantes y fuertes, por medio de los cuales todo se convierte en una catástrofe en el que ya no existen sensaciones separadas sino en un todo desorden pasional que se unifica y así tan pronto como empezó todo termina en una calma que es tan intensa como la tormenta anterior.

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